A veces no existe una única lógica para las cosas. Hay un punto intermedio, no todo es blanco o negro, bueno no siempre. Las diferencias hacen al desarrollo cotidiano, nos modifica a tal punto de ser unánimes dueños del delirio perpetuo al que nosotros mismos nos condenamos.El problema no es que las cosas sean grises, el tema es cuando tenemos dos cosas y si o si tenemos que elegir una. Uno puede amar, odiar o querer, pero hay veces que el intermedio hace a la diferencia, y ella nos hace delirar a tal punto de crear una fantasía constante de la que muy pocos saben sobrellevar antes de que las emociones se compriman y nos hagan explotar. En cambio, hay quienes viven aguantándose todo eso, se lo guardan a si mismo, y les hace mal, eso les termina jugando en contra a tal punto de hacerlos perder. Si el interior está mal, lo proyectamos en el exterior y ¿cuál es la gracia? ¿joder a los demás, lavarnos las manos? No, ninguna de todos cargos le sienta a la misma verdad; lo único que estamos haciendo es defendernos de nuestras propias jugadas, nosotros no somos nada más y nada menos que inconscientes rivales de nuestro propio juego y aun así existe un punto medio pero no merece ser considerado un equilibrio. En nuestro juego se gana o se pierde, u optas por empatar pero entonces ¿Cuál sería el sentido de jugar con nosotros mismo si volvemos a cero? ♥