Si supieras que te busco, día y noche. En cualquier lugar. Si supieras que sos mi primer pensamiento del día y mi último antes de dormir. Si supieras que necesito soñarte y abrazo mi almohada pretendiendo tu cuerpo a mi lado. Si supieras de la desesperación que corre por las venas y la necesidad de tu calor que me hace temblar el pulso. Si supieras que extrañarte duele en la garganta, en los músculos, en la piel.